Fallece Antonio Isa Conde, figura clave de la historia dominicana a los 85 años.

El país despide con respeto y gratitud a Antonio Isa Conde, un hombre cuya vida abarcó la lucha revolucionaria, el compromiso académico, el liderazgo empresarial y el servicio público. Falleció este martes 12 de agosto en la ciudad de Miami a los 85 años, donde recibía atenciones médicas.

Nacido el 14 de marzo de 1940 en San Francisco de Macorís, Isa Conde fue un actor fundamental de la Revolución de Abril de 1965, desde el Comando de la calle Espaillat 55, compartiendo trinchera con figuras como Norge Botello y Jacques Viau Renaud.

También fue fundador de la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED) y miembro del Consejo Provisional Universitario de la UASD que enfrentó los vestigios de la dictadura trujillista.

Su legado no solo se cimentó en el terreno político. Egresado como doctor en Derecho de la UASD, completó estudios en Administración, Economía y Banca en Roma, Italia. A lo largo de su carrera ocupó cargos clave como subsecretario de Industria y Comercio, presidente de la Comisión de Reforma de la Empresa Pública (CREP), director del CEA, y finalmente, ministro de Energía y Minas entre 2015 y 2020.

En el sector privado también dejó huellas importantes como gerente general de Delta Comercial, administrador de Textiles Titán, ejecutivo de Ferquido y presidente de la Asociación de Empresas Industriales de Herrera.

A Isa Conde le sobreviven su hermano, el dirigente de izquierda Narciso Isa Conde, y sus tres hijos: Antonio Emilio, Aris Alfredo y Marcia Patricia, procreados junto a su fallecida esposa Marcia Nadal. También deja seis nietos y tres biznietos.Su vida, intensa y rica en experiencias, fue narrada por él mismo en el libro «Relatos de la vida de un desmemoriado», publicado en 2015 y ampliado en 2021, donde compartió memorias personales, políticas y de Estado.

Cumpliendo su expreso deseo, no se realizarán honras fúnebres. 

Más adelante, sus cenizas serán esparcidas junto a las de su esposa, bajo la sombra de dos ceibas rodeadas de ramas de bambú, símbolo de la vida compartida y del amor que los unió.