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Hace 64 años «pelaron el chivo»


La dictadura de trujillista duró tres décadas y se considera de las más sangrientas del siglo 20 en toda Latinoamérica

Hace 64 años de aquel histórico 30 de mayo, en que un grupo de dominicanos valientes, hastiados con su tiranía, ajusticiaron a Rafael Leónidas Trujillo Molina, quien por 31 años (1930-1961) encabezó en el país una de las más férreas y sanguinarias dictaduras de América Latina.

Se registros y relatos históricos, a las 9:45 de la noche, el vehículo en que viajaba Trujillo Molina, fue objeto de una emboscada y ametrallado cuando transitaba por la avenida George Washington, cuando se dirigía a su ciudad natal, San Cristóbal.

El ajusticiamiento lo llevaron a cabo: Modesto Díaz, Salvador Estrella Sadhalá, Antonio de la Maza, Amado García Guerrero, Manuel (Tunti) Cáceres Michel, Juan Tomás Díaz, Roberto Pastoriza, Luis Amiama Tió, Antonio Imbert Barrera, Pedro Livio Cedeño y Huáscar Tejeda.

El vehículo en el cual se movilizaba «Chapita» y/o «El Jefe» como, también se llamaba al sátrapa, recibió más de 60 disparos de diversos calibres, 7 de los cuales hicieron contacto con su cuerpo (del dictador) causándole la muerte, mientras chófer, Zacarías de la Cruz, recibió varios balazos, pero sobrevivió, aunque los ajusticiadores le creyeron muerto.

La dictadura de trujillista duró tres décadas y se considera de las más sangrientas del siglo 20 en toda Latinoamérica.

Existía un monopolio del Estado, se torturaban y asesinaban personas por el simple hecho de no estar de acuerdo con las decisiones del régimen y su accionar.

En octubre de 1937, Trujillo ejecutó la denominada “Masacre del Perejil”, en la que ordenó a sus tropas erradicar masivamente a personas de nacionalidad haitiana residentes en territorio dominicano, particularmente en fincas agrícolas situadas en la frontera entre Haití y República Dominicana. En ese hecho, perdieron la vida alrededor de 20,000 de nuestros vecinos.

Se le atribuye, además, ordenar, el 25 de noviembre de 1960, el asesinato de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, opositoras a su oprobiosa dictadura.

También, dio orden de atentar contra Rómulo Bétancourt. Estos hechos contribuyeron a despertar la conciencia entre la población contra el régimen, que culminó con el asesinato del caudillo, quien llegó al poder en 1930, tras un golpe de Estado contra el Gobierno del general Horacio Vásquez.

El sátrapa creó un culto alrededor de su personalidad, llamándose así mismo con títulos como “El Benefactor de la patria” o “El Jefe”, ejerciendo control absoluto del país, mediante una severa represión política en contra de la población, manipulación y control total sobre las instituciones del Estado.

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