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Artículo de opinión:No hay profesionales delincuentes.


Por Ulises Guevara Féliz



Con el título de este escrito es probable que muchos digan que estoy loco o que estoy defendiendo a la clase profesional, pues les diré que ni una cosa ni la otra, ni loco ni defensor de nadie, sólo quiero desarrollar y llevar al ánimo de nuestro lector de que una profesión u oficio no cambian los valores con el que una persona se ha formado, al contrario, si alguien se ha formado en valores y se hace profesional o adquiere un oficio esto arraiga más su formación porque toma la profesión o su oficio como un sacerdocio. 


En la sociedad Dominicana hemos podido observar como muchas gente teniendo una profesión o una posición han delinquido, o sea, han violado la ley pero no ha sucedido porque son profesionales, esto sucede porque siempre fueron delincuentes, hay una situación que precisar, cuando no somos profesionales o no tenemos un oficio pues pasamos por desapercibido más aún cuando venimos de una familia humilde o de un barrio marginado. 


Luego que nos hacemos profesionales o tenemos un oficio notorio comienza a cambiar nuestro estatus, comienza la sociedad a tener el ojo sobre nosotros pero tú que has tenido un vacío en tu formación aquí se te abre el camino para desarrollar lo que verdaderamente eres, un delincuente. 

 

En realidad lo que se ha podido observar es que delincuentes se han hecho profesionales en diferentes áreas del saber o han llegado a ocupar posiciones importantes y desde allí han demostrado lo que siempre fueron, antes de tener ciertas posiciones a nadie le interesaba su vida pero ya cuando adquieren cierta posiciones social estos se tornan interesantes e importantes, pasaron del anonimato a un sitial de cierta preponderancia y por eso cuando se les descubre sus actos la sociedad tiende a alarmarse porque desconocía que antes esos individuos eran delincuentes sin notoriedad.  


Los seres humanos formados en valores como son la honestidad, el respeto, la gratitud la lealtad, la tolerancia, solidaridad, generosidad, amistad, bondad, son como el acero que no se doblan, quienes se han formado con los antivalores como son el irrespeto, deshonestidad, injusticia, intolerancia, egoísmo, arrogancia, odio, envidia, estos siempre van a hacer lo mismo no importa la profesión u oficio que tengan, por eso es que no podemos crucificar el profesional, si usted quiere crucifique al individuo que ha delinquido porque la profesión que él ostenta no tiene nada que ver con su conducta, digo esto porque veo que se hace mucho hincapié en el abogado tal, el ingeniero tal, etc... 


Lo grande es cuando estos individuos de antivalores ocupan posiciones de cierto nivel en el Estado actúan como lo que son o han sido en su vida, todo para ello es nada, les importa un carajo, siembran muchas veces el terror en su entorno sólo se escuchan sus posiciones porque nadie puede opinar, como no tienen cerebro para lo bueno la posición se la llevan a la cabeza para lo malo, este tipo de gente poco le importa el día de mañana lo de ellos es hoy y por eso luego quedan descubiertos en sus acciones pero el pueblo inocente no dice fulano robó, violó o traficó drogas, dicen  fulano cometió un error, no han cometido ningún error el sujeto ha violado la ley y como tal es un delincuente, los errores son una cosa y la violación a la ley es otra. 


La realidad es que los anti valores se han impuesto en lo que es una parte de la familia Dominicana, espero que cada familia pueda educar en valores porque sólo de esta forma podemos avanzar como sociedad, aquí se le ha cogido un amor y cariño al dinero y los bienes materiales que gente que nunca han visto 10,000 pesos juntos solo te hablan de millones, claro, el problema no solo viene de esa clase desposeída, es que muchos quieren tener dinero no importa cómo y a todo el que lo ha encontrado medio descerebrado ha caído en ese gancho, la sociedad Dominicana tiene que aprender a rechazar al delincuente, no importa el dinero o el poder que tenga, este individuo debe estar en su lado, lo mismo que el delincuente de poca monta. 


Hasta la próxima si Dios y ustedes lo permiten.

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